El presidente Felipe Calderón, durante una conferencia de prensa en Montevideo, Uruguay, en el marco de su gira por Sudamérica, criticó a la La Jornada por un encabezado que pidió rectificara y apeló a la subjetividad periodística, además insinuó si la enviada del rotativo era del Partido de la Revolución Democrática.
En su edición del sábado 15 de agosto, Claudia Herrera Beltrán, asignada por el diario para cubrir las actividades presidenciales en la región, inició su nota señalando que “el presidente Felipe Calderón aludió a La Jornada en dos de las respuestas que dio en la conferencia de prensa ofrecida en esta ciudad. En la primera ocasión, a la pregunta de este diario sobre la caída de su partido, el PAN, en las elecciones del pasado 5 de julio, señaló que ´más bien el fenómeno significativo es la caída de otro partido, no sé si sea el suyo, el PRD, que es lo que marca una enorme composición diferente de la Cámara de Diputados”.
La reportera agregó que “la segunda vez cuestionó el titular de este periódico sobre que el mandatario mexicano defendió la instalación de bases militares en Colombia, al señalar que ´a diferencia, incluso del resto de los medios en México, y debo reconocerlo, a diferencia, incluso de su propia nota, su redacción, yo en ningún momento dije que apoyaba el establecimiento de bases de Estados Unidos en Colombia; yo apelo a la objetividad y a la veracidad de los dichos de la conferencia de prensa de ayer, para que su periódico rectifique la cabeza de la nota que usted envió”.
Al respecto, en su editorial de ese día, La Jornada precisó que “pudo haber cometido una imprecisión de lenguaje en la medida en que el término ´apoyo´ estuvo ausente del discurso calderonista, pero considera correcto el sentido del encabezado, en la medida en que el declarante ofreció a sus interlocutores elementos de respaldo –genéricos y específicos- a la decisión de Uribe”.
“La insinuación (de si el PRD era el partido de Claudia Herrera Beltrán) no sólo resulta inapropiada porque sugiere parcialidad en el desempeño profesional de la reportera –y conlleva, con ello, una descalificación implícita-, sino también porque pone de manifiesto una visceralidad que no es, no puede ser, una característica positiva en el desempeño del máximo cargo público del país”, puntualizó la editorial.
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