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martes, 12 de junio de 2007

Pánico en el Universal

No importa la experiencia, la lealtad a la empresa o la especialización. Los trabajadores hablan de que el “tsunami de la modernización” puesto en marcha por Juan Francisco Ealy Ortiz, presidente y director general de El Universal, lanza al desempleo a 317 trabajadores, reporteros,colaboradores, redactores, fotógrafos, personal de administración y talleres, seleccionados por el estigma de sumar diez o más años de antigüedad.

Relatan jefes de sección o funcionarios de la empresa que el desalojo masivo no se debe a una crisis económica, como la de El Financiero, sino al proyecto modernizador del periódico, los planes empresariales para invertir en televisión e Internet en un mercado donde los periódicos fortalecen su presencia en esos y otros ámbitos. Roberto Rock, vicepresidente y director general editorial explicó que “a la larga será benéfico” y que la empresa daría a conocer el 21 de mayo un comunicado, que nunca se emitió.

En su afán por deshacerse de sus trabajadores más leales y con más experiencia, Ealy Ortiz instruyó al abogado Ildefonso Martínez para que se convirtiera en verdugo. No sólo se les despoja del derecho constitucional al trabajo, sino que se les arrebata su fuente de ingreso para que engrosen el desempleo, contra el cual Felipe Calderón hizo su principal oferta electoral.

Varios periodistas aseguran que Martínez escamotea la antigüedad al entregar las liquidaciones. El representante de Juan Francisco Ealy presenta a los corridos “su renuncia”, para que la firmen y se les obliga a estampar la huella digital para que no haya problemas de autenticidad. Pero eso no es todo, las liquidaciones se prorrogan hasta ¡ocho pagos! Algunos decidieron demandar su reinstalación ante la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, como el columnista Francisco Cárdenas, a quien se le ofrece un millón de pesos pero demandará por tres millones. Otro caso es el de un grupo de trabajadores de talleres a quienes faltaban algunos años para jubilarse.

Guillermina Guillén, con 15 años en El Universal, de los cuales sólo le reconocen 13 afirma: “Se abusa de la lealtad de muchos trabajadores de larga trayectoria, a quienes se trata como limosneros”. En su caso, a pesar de que la llamaron el 30 de abril para informarle de su despido, le indicaron que se le liquidaría en ocho pagos, el primero de los cuales recibiría hasta después de tres semanas, el 25 de mayo, lo que no aceptó (hasta el cierre de esta edición).

El argumento del recorte que esgrimió el coordinador de Información de Sociedad y Justicia, Carlos Benavides, fue el “nuevo esquema” o “modernización tecnológica” que se aplicará en el periódico. A algunos reporteros ya se les estregaron cámaras fotográficas para que además de investigar, entrevistar y redactar puedan tomar fotos o video. Su información se utilizará para el servicio de Internet de El Universal, para la agencia de noticias Sun, El Universal Gráfico o el Eme, sin que por ello haya mejora salarial.
Recuerda Guillén que en octubre, durante la asamblea anual de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), de la cual Ealy Ortiz es vicepresidente, se habló de los derechos de los periodistas.“Es una vergüenza que Ealy defienda los derechos de los periodistas, mientras que esos derechos se violentan con los comunicadores de El Universal, un diario líder que acaba con sus cuadros”, agregó Guillén.

Los despidos alcanzaron a otros colaboradores de la sección cultural: Paco Ignacio Taibo, José Luis Cuevas, Martha Chapa, y Elvira García. Las dos últimas lamentaron la decisión de la empresa. La misma suerte corrieron Luis Javier Solana y el fotógrafo Marcial González. Otro reportero dijo a Zócalo que “ya no se cubren eventos los fines de semana, aunque se exige el envío de información, sin acudir al periódico para evitar el pago de la prima dominical. Durante esos días, la información de El Universal se toma de la agencia Notimex o de las estaciones de radio.

La atmósfera laboral en El Universal es de intranquilidad, zozobra e incertidumbre. “Hay pánico, no sabes cuándo te tocará”, dijo un encargado de sección. En su editorial del 26 de mayo, titulado “Prensa de AL, a dos fuegos”, los editores de El Gran Diario de México comentan que los medios de comunicación de la región “libran una batalla cotidiana contra el crimen organizado y los gobiernos legalmente instaurados”, pero con lo que ocurre ahora en Bucareli 8, diríamos que los periodistas, más que los medios, enfrentan no sólo aquellas dos batallas, sino tres, esta última contra la voracidad empresarial.

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